Más que decoración, las plantas sirven para dar vida a un ambiente. Aquella flor o cactus que ocupa un espacio en la habitación o la oficina es mucho más que el color verde que contrasta con el blanco o gris de la rutina: es la silenciosa compañía de lo vivo, el remedio orgánico de la soledad.
Claro que una planta, como ser viviente, también exige compromiso y responsabilidad de regar y de mantener con la iluminación ideal. Y, seamos honestos, es un compromiso complicado. Por suerte, Nui Studio (antes We Love Eames), tuvo el ingenio de diseñar la lámpara Mygdal.
Un globo de vidrio acondicionado como un hábitat para que una planta, iluminada por luz LED, sobreviva autónomamente por años.
El nombre danés de la lámpara, Mygdal, puede traducirse al castellano como “tierra fértil”. Nui Studio, que desde el 2014 ha diseñado muebles, se ha superado con la lámpara Mygdal: un ecosistema autosustentable en la comodidad del hogar.
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